Alonso Mudarra y Gaspar Sanz, dos grandes músicos a recordar…

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José Luis Ruiz del Puerto
Entrevista publicada en la revista Acordes, febrero 2010

El llamado Siglo de Oro español dio importantes frutos dentro de las distintas disciplinas artísticas. La música no quedó al margen de esta época de esplendor para las letras y el arte, teniendo un interesantísimo plantel de prestigiosos compositores que, tanto en el mundo vocal como en el incipiente campo instrumental, fueron reconocidos dentro y fuera de nuestro país.

Alonso MudarraEl renacimiento español tuvo en la vihuela a uno de sus más brillantes protagonistas. Mientras en Europa el laúd era el inseparable compañero musical de la nobleza, en España, la vihuela tomó ese privilegiado puesto y durante más de medio siglo convivió con reyes, nobles, formando parte de las más importantes Casas Reales.

Este instrumento, hermano noble de aquella guitarra renacentista que tanto divirtió y acompañó al pueblo en sus fiestas y celebraciones, consiguió en sólo unas décadas un repertorio de una avanzada y extraordinaria calidad, que tuvo en nombres como Luis de Milán, Luis de Narváez, Alonso Mudarra…, los mejores ejemplos de dedicación y nivel artístico del momento.

La vihuela desapareció como instrumento de la corte en los últimos años del siglo XVI y son pocos ejemplos los que encontramos a partir de ese momento, sumiéndose en un profundo y largo letargo que la ha llevado hasta prácticamente nuestros días, en los que la corriente historicista ha recuperado su valor y la ha devuelto a la vida musical.

La guitarra por su parte, también quedó muy al margen de cualquier posibilidad de introducirse en las Cortes y ocupar un lugar de elevada presencia y distinción. Habría que esperar a que unas décadas después, la guitarra entrara con fuerza en el imperante mundo musical de nuestro país con nombres como Gaspar Sanz o Santiago de Murzia. Estábamos ya de lleno en el barroco español.

Este próximo año 2010 que estamos a punto de inaugurar viene necesariamente a recordarnos las figuras de dos importantísimos músicos: Alonso Mudarra y Gaspar Sanz, notabilísimos músicos representativos de la música renacentista y barroca, respectivamente, de nuestro país. Uno con la vihuela, el otro con la guitarra barroca, fueron testigos y protagonistas de tiempos gloriosos para la música española, que se forjó en buena medida por sus aportaciones artísticas y musicales.

De Alonso Mudarra se cumplirá el próximo año el quinto Centenario de su Nacimiento, de Gaspar Sanz será el Tercer Centenario de su Fallecimiento el que nos obligará a recordar su trabajo musical. Ambos, pues, serán de nuevo, o al menos deberían serlo, los grandes protagonistas musicales en los que la guitarra centrará su atención en este año 2010.

De Alonso Mudarra no se conoce ciertamente dónde nació. Guadalajara fue la ciudad que le vio crecer en su juventud, al servicio de los Duques del Infantado, durante varios años.

Viajó a Italia y a su regreso a España se ordenó sacerdote en 1546 en la Catedral de Sevilla, lugar desde el que dirigió una actividad musical muy importante. Esta misma ciudad sería testigo de su muerte décadas después.

Su gran aportación a la literatura musical de la época se centra en la publicación, en la citada capital andaluza, el 7 de diciembre de 1546, de sus Tres libros de música en cifra para vihuela, que contienen obras originales suyas y transcripciones para vihuela sola o con voz, de diversos compositores de la época como Adrian Willaert, Josquin Des Pres, Nicolas Gombert.

Numerosas piezas para vihuela sola, canciones con el acompañamiento de la vihuela, varias piezas para guitarra y una pieza para guitarra u órgano, son las piezas instrumentales que contiene la colección, en la que no faltan los aires más representativos de su época como el tiento, la fantasía, la pavana o la gallarda.

Los sonetos, villancicos o romances completan la parte vocal, utilizando poemas de autores españoles como Garcilaso de la Vega o Jorge Manrique o de su entorno geográfico como el italiano Francesco Petrarca, dotando de este modo a su música vocal, de una gran calidad, tanto musical como literaria.

Diferencias sobre el Conde Claros o la Fantasía que contrahaze el arpa en la manera de Ludovico son obras maestras de su catálogo en las que se evidencian los rasgos más distintivos de su estilo y la profundidad de su pensamiento musical e instrumental.

La excelente conducción de las voces, la expresividad inherente a ellas e incluso la modernidad y audacia que se evidencia en muchas de sus obras son algunas de las características sobre las que debemos reflexionar hoy día para conocer en profundidad la importancia de su legado musical.

En estos tiempos y en las décadas posteriores, hasta bien entrado el siglo XVIII, la escritura musical para vihuela, laúd o guitarra se materializaba a través de la llamada tablatura, es decir, un sistema de escritura musical que especificaba claramente para el intérprete aquellos trastes donde debían colocarse los dedos para tocar las distintas obras. El cifrado de acordes era también muy común en esta época. Este lenguaje representativo adoptaba la forma de números o letras según se tratara del país origen de la tablatura. Aunque con notables diferencias, se podría comparar con el actual sistema de cifra para guitarra.

La tablatura tuvo una gran vigencia y numerosas variantes. Hoy día, si queremos consultar los originales de las piezas de autores como Mudarra o Sanz, nos encontraremos con este tipo de escritura.

Gaspar Sanz devolvería a la guitarra su nobleza estando al servicio de la Corte Real napolitana y después aquí en España con su prestigio y buen hacer como instrumentista y compositor.

Nació en pueblo aragonés de Calanda en 1640 y falleció en Madrid en 1710. Su nombre completo y real era el de Francisco Bartolomé Sanz Celma.

Este músico y literato español estudió música, teología y filosofía en la Universidad de Salamanca y viajó también a Italia donde llegó a ocupar importantes puestos como músico y organista.

A su regreso a España, publicó en Zaragoza su trascendental Método que, al igual que otros que antes o después publicaron otros autores, contenía numerosas piezas y a la vez servía como método de instrucción para aquellos que quisieran dominar el instrumento y conocer sus particularidades técnicas y teóricas.

El largo título que encabeza este método clarifica bien este aspecto didáctico y musical a la vez:

Instrucción de Música sobre la guitarra española y Método de sus primeros rudimentos, hasta tañerla con destreza, con dos laberintos ingeniosos, variedad de sones y dances de rasgueado y punteado, al estilo español, italiano, frances y inglés, con un breve tratado para acompañar con perfección sobre la parte muy esencial para la guitarra, arpa y órgano, resumido en doze reglas y exemplos los mas principales de contrapunto y composición, dedicado al Serenissimo Señor, el Señor Ivan, compuesto por el Licenciado Gaspar Sanz, aragonés, natural de la Villa de Calanda, Bachiller en Teología por la Insigne Vniversidad de Salamanca.

Consta de tres volúmenes y tuvo varias ediciones. El casi centenar de piezas y las numerosas explicaciones teóricas que contiene, hacen de este Método un privilegiado y lujoso ejemplo de cómo se entendía la música y la guitarra en el barroco español.

Danzas y melodías españolas y de los países de nuestro entorno forman un maravilloso tesoro musical que ha llegado hasta nuestros días. Compositores de la talla de Manuel de Falla o Joaquín Rodrigo, han sabido reconocer la calidad de esta música, siendo parte de la fuente de inspiración en obras suyas como el Retablo de Maese Pedro o la Fantasía para un Gentilhombre.

Hoy en día, se ha popularizado mucho una selección de su música que se conoce como Suite Española.

Este año 2010 es justo que recordemos el significado de la obra musical de estos dos grandes músicos españoles que forman parte de lo más selecto de nuestra música.

José Luis Ruiz del Puerto
Entrevista publicada en la revista Acordes, febrero 2010
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